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El presidente Donald Trump, furioso por los retrasos en la entrega de dos nuevos jets Air Force One, le otorgó poderes a Elon Musk para que explore opciones drásticas con el fin de obligar a Boeing a actuar con mayor rapidez, lo que incluye la flexibilización de las normas de autorización de seguridad para algunas de las personas que trabajan en los aviones presidenciales.